Para estar sano hay dos caminos:
El primero: tratar tus enfermedades y el segundo: mantenerte sano por el modo de vida con buenos hábitos higiénicos.
Tenemos el caso de la reducción de la tuberculosis en los países antes de que se descubriera un tratamiento gracias a la mejoría en las condiciones de vida.
La lepra disminuyo en esos países antes de que se descubriera un tratamiento específico y eficaz ,el paludismo fue dominado en Europa con la desecación de los pantanos.
El tifo desapareció antes de que se descubrieran los insecticidas y los antibióticos.
Durante muchos siglos se estableció que el médico tiene responsabilidad exclusivamente ante un paciente como individuo en el juramento hipocrático, nada más de la obligación del médico de mantener relaciones honorables con cada paciente.
Pero no tocan lo relativo a la cooperación con las autoridades en la prevención de las enfermedades.
Los conocimientos de la medicina han crecido exponencialmente en los últimos 60 años y con la especialización, la eficacia de los médicos es notable sin embargo, el enfermo tiene que renunciar a que se tenga de él una visión en conjunto, global por lo que van a estrellarse sucesivamente a las puertas de todos los especialistas.
Los envían de un sitio a otro o son interminablemente tratados de detalles sin importancia, mientras lo esencial de su estado de salud es ignorado,,el paciente, no por vivir en la época atómica deja de buscar y necesitar al hombre sabio tolerante y comprensivo de antaño.
En general los especialistas no se han dado tiempo, para ejercer su influencia benéfica en aspectos de salud pública que les conciernen, son errores de omisión, pero tan extendidos que deben preocupar.
El médico poco se ha preocupado por luchar contra la polución atmosférica, el ruido, el uso de pesticidas y tantas otras sustancias que ponen en peligro la salud pública.
Y ni para que hablar de la poca colaboración general que el médico ha ofrecido a los ingenieros sanitarios, nutricionistas, planeadores y demás miembros del equipo de salud.
En la práctica médica en general no han disminuido los costos. Paradojicamente mientras más alto es el costo per capita de la prevención, más alto es también el costo per capita del tratamiento.
Nadie pensaría sin embargo en prescindir ni de las especialidades, ni de las máquinas , ni negar la mejor atención a quien lo necesite pero todos percibimos un cierto peligro en la situación actual que no es mera nostalgia de la antigua imagen romántica del médico. Es necesario volver un poco al humanismo tradicional.
El primero: tratar tus enfermedades y el segundo: mantenerte sano por el modo de vida con buenos hábitos higiénicos.
Tenemos el caso de la reducción de la tuberculosis en los países antes de que se descubriera un tratamiento gracias a la mejoría en las condiciones de vida.
La lepra disminuyo en esos países antes de que se descubriera un tratamiento específico y eficaz ,el paludismo fue dominado en Europa con la desecación de los pantanos.
El tifo desapareció antes de que se descubrieran los insecticidas y los antibióticos.
Durante muchos siglos se estableció que el médico tiene responsabilidad exclusivamente ante un paciente como individuo en el juramento hipocrático, nada más de la obligación del médico de mantener relaciones honorables con cada paciente.
Pero no tocan lo relativo a la cooperación con las autoridades en la prevención de las enfermedades.
Los conocimientos de la medicina han crecido exponencialmente en los últimos 60 años y con la especialización, la eficacia de los médicos es notable sin embargo, el enfermo tiene que renunciar a que se tenga de él una visión en conjunto, global por lo que van a estrellarse sucesivamente a las puertas de todos los especialistas.
Los envían de un sitio a otro o son interminablemente tratados de detalles sin importancia, mientras lo esencial de su estado de salud es ignorado,,el paciente, no por vivir en la época atómica deja de buscar y necesitar al hombre sabio tolerante y comprensivo de antaño.
En general los especialistas no se han dado tiempo, para ejercer su influencia benéfica en aspectos de salud pública que les conciernen, son errores de omisión, pero tan extendidos que deben preocupar.
El médico poco se ha preocupado por luchar contra la polución atmosférica, el ruido, el uso de pesticidas y tantas otras sustancias que ponen en peligro la salud pública.
Y ni para que hablar de la poca colaboración general que el médico ha ofrecido a los ingenieros sanitarios, nutricionistas, planeadores y demás miembros del equipo de salud.
En la práctica médica en general no han disminuido los costos. Paradojicamente mientras más alto es el costo per capita de la prevención, más alto es también el costo per capita del tratamiento.
Nadie pensaría sin embargo en prescindir ni de las especialidades, ni de las máquinas , ni negar la mejor atención a quien lo necesite pero todos percibimos un cierto peligro en la situación actual que no es mera nostalgia de la antigua imagen romántica del médico. Es necesario volver un poco al humanismo tradicional.
Recopilado por Juandiegouribe
30 de enero del 2009
30 de enero del 2009
Foto Juandiegouribe
es verdad tenemos que mantener nuestra salud bien
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