Nuestra cultura le ha declarado la guerra a la vida con la existencia rutinaria "programada" ritualizada, gris y sometida.
Los humanos tenemos dificultad para estar a la altura de nuestro cerebro ya que lo utilizamos poco.
La tensión crónica en la que vivimos es una adaptación negativa ya que segregamos corticoides en exceso.
Lo cual, nos desgasta prematuramente, es decir, nos envejece en poco tiempo y disminuye la resistencia natural a las infecciones y a la formación de tumores.
Inhibidos como estamos para adueñarnos de nuestra propia autocuración nos sometemos dócilmente a la ingesta de un torrente de moléculas químicas, tratamientos quemantes, amputaciones, culpabilidades, desprecios y soledades.
Si la enfermedad es resultante de nuestra sumisión. El tratamiento oficial no es nada liberador: es aceptar las cadenas de la esclavitud.
Estas son las enfermedades y criterios de nuestra civilización cargada de emociones que consumen energías permanentemente día y noche, hasta agotarnos por nuestra incapacidad para relajarnos profundamente.
No se trata de renunciar a nuestra vida emocional, por el contrario se requiere vivir intensamente el presente, pero no lo pasado ni el futuro.
Los humanos tenemos dificultad para estar a la altura de nuestro cerebro ya que lo utilizamos poco.
La tensión crónica en la que vivimos es una adaptación negativa ya que segregamos corticoides en exceso.
Lo cual, nos desgasta prematuramente, es decir, nos envejece en poco tiempo y disminuye la resistencia natural a las infecciones y a la formación de tumores.
Inhibidos como estamos para adueñarnos de nuestra propia autocuración nos sometemos dócilmente a la ingesta de un torrente de moléculas químicas, tratamientos quemantes, amputaciones, culpabilidades, desprecios y soledades.
Si la enfermedad es resultante de nuestra sumisión. El tratamiento oficial no es nada liberador: es aceptar las cadenas de la esclavitud.
Estas son las enfermedades y criterios de nuestra civilización cargada de emociones que consumen energías permanentemente día y noche, hasta agotarnos por nuestra incapacidad para relajarnos profundamente.
No se trata de renunciar a nuestra vida emocional, por el contrario se requiere vivir intensamente el presente, pero no lo pasado ni el futuro.
Recopilado por Juandiegouribe
15 de enero del 2009
15 de enero del 2009
me agrado esta informaion es verdad que los humanos casy nunca usamos el cerebro
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